Hijos de un dios menor

Hoy paseando he visto lo que podria ser una excursión normal sino fuera porque los excursionistas iban todos en silla de ruedas, algunos por su distrofia no podian hablar, de ellos los mas afortunados llevaban un hablador (especie de ordenador donde escriben lo que quieren manifestar), hace poco pase dos meses
en silla de ruedas y puedo asegurar que es una tortura, cada vez que te mueves las dificultades son enormes, cualquier cuestecilla o escalon te impide moverte y si vas a cualquier sitio tienes que andar pensando en lugares con baños habilitados, la mayoria los tienen escalera abajo o escalera arriba, o la silla no entra por la puerta, o son demasiado pequeños para meter la silla y luego cambiarte al inodoro...horrible, suma a eso que estas personas tenian unas dificultares motoras muy superiores, en brazos, e incluso en tronco... inevitablemente me quede mirando para uno pensando en todo esto y me devolvio la mirada sin mucha atención, supongo que habituado a llamar, sin querer, la atención, yo mas que pena sentía rabia y no pude evitar acordarme del afortunado titulo del film que pongo en la cabecera.

1 comentario:

yano dijo...

Efectivamente amigo, a algunos habría que sentarlos en silla unas horas solamente y pasearlos por lo que ellos diseñaron,pensando en la rentabilidad del solar y menos en estas personas. Y a otros yo los llevaria a la falda de un monte y los dejaría a su suerte (figuradamente)para que sepan lo que es llegar a una ruta seguramente bonita y que no la puedas disfrutar por la inaccesibilidad con que ellos mismos la protegen. Dios, Dios Dios.

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